5.24.2009

una vuelta más al sol...



30-IV-09

Está por cumplirse otra vuelta al sol, la más vertiginosa y expectante de hace años…

Ahora quiero escribir desde antes y no haciendo un recuento de los daños de la última vuelta, sino más bien percibiendo desde mí vuelo en dónde me encuentro parada, siendo que en realidad no estoy parada en ningún lado.

Soy la que soy, y si bien, aun no está definido quién soy… digo, es extraño, a mi edad la mayoría ya tienen la vida resuelta y yo, ni siquiera puedo definir quién soy, por que como hace años decía de mi misma (hay cosas que nunca cambian, o bueno no por ahora) soy un ser voluble e inaprensible… incluso en estos momentos, para mi misma lo soy…

Contradicción, hay cosas que nunca cambian y sin embargo, todo parece estar cambiando permanentemente, últimamente, solo como Hanna Arendt, las constantes han sido el alcohol, el café y el tabaco.

Por momentos, siento una fuerza que me hace sentir satisfecha y plena conmigo, con lo que estoy viviendo y siendo últimamente y por momentos, la visceral autocrítica y la sensación de estar perdida y de no pertenencia me ahogan.

Puedo visualizar algunas características, pero siento que en cualquier momento se pueden borrar, como si lo que era, desapareciera, como si (nuevamente, como hacía años que no lo sentía) hubiera diversos entes habitando mi cuerpo.

Soy la que está aprendiendo a verse en el espejo y gustarse, soy la que siempre busca argumentos, discusiones, diálogos sobre lo que le apasiona; desconcierta, molesta o causa sospecha; soy la defensora de causas perdidas, la que, de tanto que han puesto en tela de juicio, ha está a la defensiva con cualquier cosa que simbolice un juicio más y que busca enriquecer sus argumentos para mínimamente poder lograr que respeten su punto de vista; soy la que separa la basura, ahorra agua y luz; la que no come carne desde los 14 años; soy la que está reaprendiendo a ser un hada; soy la que no sabe usar faldas; la que requiere de confirmaciones constantes externas; la que lucha contra la cotidianeidad, la costumbre, puntos de confort, monotonía y conformismo; soy la que no profesa ningún dogma y ha pasado por varios, sólo adaptando lo más adecuado a su forma de vivir; la que no cree en el diablo, pero cree en las hadas; soy la que tiene poco cabello (que queda en la regadera frecuentemente) y que prefiere no tenerlo lacio; soy la que ve a Nietzsche como un viejo amigo con el que puede tener discusiones mentales con toda confianza; soy la que odia ser juzgada como a cualquier ente ordinario; soy la de la duda permanente; la que no se puede quedar con una respuesta sencilla, sino que busca desmembrar hasta encontrar el brillo de su origen; soy la paranoica con respecto al embarazo y la que por ello porta e impone el condón, le parezca al que le parezca; soy la competitiva; a la que mata la expectativa; soy la que no ha aprendido a lidiar con el rechazo, el fracaso ni la frustración; soy a la que le cuesta tener amigas y prefiere ante todo la lealtad de una amistad masculina; soy la responsable, estudiosa, que gusta, pese a antipatía de otros, de aceptar y decir que sabe lo que sabe; soy la apasionada, intensa y desgastante que puede volver loco a cualquiera; soy la que lucha férrea y visceralmente por su independencia, hasta consigo misma (pese haber caído en círculos y relaciones que aparentar lo contrario); soy la que puede amar intensamente, pero que sin la búsqueda mutua y permanente del mantenimiento del mismo, puede diluir ese sentimiento y mutarlo en algo abstracto y extraño; soy la que está aprendiendo a deshacer las aprehensiones; soy la que no reacciona o despierta sin su café matutino; soy la que le tiene tanto miedo a las temperaturas altas por que estas alteran en demasía su estado anímico (mis épocas más oscuras han sido en los soles más intensos); soy la de la buena memoria que está empezando a recrear o reescribir su presente, para formar un nuevo bagaje de recuerdos; soy la que adora los baños de tina, con incienso, vino y música (y que está consciente del desperdicio de agua que ello implica y no deja de generarle cargo de conciencia cuando llega a hacerlo); soy la fanática del vino para consagrar; soy la que no sabe usar las uñas largas; soy la que defiende a los animales no humanos más que a los animales humanos; soy la que busca plumas en su camino después de que siente que hizo algo bueno por alguien (y espera algún día poder cambiarlas por unas alas de libélula para volver de donde vino); soy la que heredó de su abuela un párpado ligeramente más grande que el otro; soy la que tiene la constelación de orión perdida entre la constelación de sus pecas faciales; soy la de lenta cicatrización; soy a la que no le importa si su ropa tiene pelusas o recordatorios de Juno; soy la que alimenta, domestica y esteriliza gatos ferales o callejeros; soy la que generalmente se deprime cuando va de compras; soy la que tiene la manía de leer etiquetas (está es una referencia externa que recientemente me han hecho saber); soy la que juega con la comida o baila cuando ya está satisfecha; soy la que puede ser ingenuamente infantil o sumamente tierna, o racional y fríamente adulta; soy la que tiene una inmensa capacidad de desear y soñar, pero que a la vez tiene la capacidad de boicotearse a sí misma hasta llevarse al fondo de la tierra; soy la que pinta, dibuja y escribe, pero que no es ni pintora, ni dibujante, ni escritora; soy actriz y no actuó desde hace tiempo, soy fotógrafa pero no encuentro mi propio camino, soy ambientalista pero siento que soy demasiado elemental y siento que me falta mucho para poder hacer algo realmente útil; soy la que está buscando romper su paradigma de tener una autoestima física inversamente proporcional a su autoestima intelectual (esta segunda procuro que sea la prioridad) ; soy la que se cree tan clavada, apasionada, intensa, que siente que puede darse el lujo (principalmente por salud mental) de, de vez en cuando, darse momentos de superficialidad; soy a la que le molesta e incomoda la gente quisquillosa y delicada; soy muy tolerante, accesible, igualitaria y adaptable, siempre y cuando sea recíproco; soy la que está consciente de que la culpa es un sentimiento estéril, pero que en ocasiones no puede desterrar ese sentimiento aprendido; soy reaccionaria y radical, según quién lo juzgue; soy la que defiende el derecho del peatón a tener su prioridad de tránsito y espacial, aunque a veces ponga en riesgo su propia vida; soy a la que se le facilita más tener contacto con su mundo interno que con su mundo externo (estoy en el proceso de aprender a mantener el equilibrio en ambos); soy la que lee no por intelectualidad, sino pos un vicio fomentado desde su temprana infancia; soy la que siempre se está yendo, la que siempre dice adiós, la que no encuentra su lugar en este mundo (o dimensión), soy la que hace 3 años decidió quedarse en esta dimensión y no regresar a su universo de hadas, enfrentando la sensación de tener que aprender a estar en este mundo, rodeada de humanos que le pueden parecer maravillosos a veces, pero a los que en otras ocasiones odia y quisiera desaparecer; soy a la que le cuesta deshacerse de sus juguetes adquiridos ya pasada su infancia; soy la que puede ser una excelente oyente, confidente, confiable, aunque ha aprendido y ha hecho conciencia de que pocas veces en bueno dar consejos, del mismo modo que está consciente de que pocas veces, con pocas personas, ha podido ser buena hablante; soy la que el correr le resulta terapéutico más que físicamente modelador; soy la que en momentos de cambio, busca releerse a sí misma para encontrar respuestas en su pasado; soy la que logró controlar su piromanía concentrándola en su fascinación por la contemplación de la llama de una vela, en la que inevitablemente, siempre busca a un ente que le habla; soy la que ha vuelto a creer que la fidelidad es un ideal inalcanzable, que n el mejor de los casos tiene una caducidad de seis años; soy la que puede crear escenarios, momentos maravillosos, mágicos, fascinantes para hacer sentir a alguien especial y en un mundo paralelo; soy amante de los entornos en los que la mano del humano no ha intervenido y a la vez, la que se embelesa con la contemplación del ritmo de una gran urbe; soy la que ama tomar fotografías, pero desconfía de su capacidad o calidad fotográfica; soy la que bebe indio, english toffee, vino para consagrar y casi nada de agua; la que fuma camel, la que tiene un piercing en la nariz y otro en el ombligo; soy la que quiere tatuarse, pero no ha encontrado su propio símbolo; soy la que se acaricia la nariz o las costillas mientras ve una película o una obra o un concierto de jazz que la atrapa; soy la que a veces calla porque realmente está ausente; soy la que busca trasgredir y trascender sus límites físicos, mentales y emocionales, que por ello puede dejar sangre, lágrimas, sudor y cordura con tal de encontrar y conocer a fondo sus nuevos límites; soy a la que le cuesta un trabajo inmenso y horas de insomnio el conciliar el sueño si no hay música, voces externas o televisión que la distraigan de sus pensamientos previos a la hora de dormir, en ese momento en el que uno está solo, con nadie más que con uno mismo, listo para despertar el subconsciente que se lleva arrastrando a lo largo del día, lleno de distracciones; y la que puede quitarle el don a cualquier fórmula mágica o infalible para solucionar dicho insomnio; soy la que ha encontrado por fin un real sentido a la relatividad del tiempo; soy la que busca siempre tener un soundtrack para su vida diaria; soy todo esto en esencia y muchas cosas más que he logrado identificar por medio de la observación de mí misma, pero mi circunstancia aun es indefinida, porque también soy la que está en espera de que le otorguen una beca para irse a estudiar a España una maestría en comunicación y educación ambiental, soy la que recientemente doblegó su territoriedad, accediendo a tener un compañero de departamento; soy la que pese a toda su historia había decidido creer en para siempres, y a la vez soy la que hace no mucho pasó por la peor experiencia sentimental a la que se hubiera enfrentado en su vida, que por primera vez en su vida sintió que se podía morir por algo así; soy la que tiene un trabajo desde hace 5 años que disfruta, goza, y que pese a la estabilidad que ello podría significar, incluso en este momento eso es indefinido e inestable; soy la que está reaprendiendo a reenamorarse de sí misma, la que no deja pasar un día sin descubrir un patrón de conducta y analiza para ver si lo deja en su vida o lo extrae de raíz.

Y a veces, no me aguanto a mí misma, pero estoy buscando y obligándome a mi misma a aguantarme, porque solo estando conmigo misma aprenderé que la única persona que me puede aguantar toda la vida soy yo, el resto son personas con quienes, por alguna causalidad, ha mezclado y compartido fragmentos del camino…

Una vuelta más al sol y nada sereno “todo es efímero y fugaz”.