Últimamente ha sido el lenguaje de las imágenes el que he estado explotando, he estado buscando recuperar ese idioma y gradualmente lo estoy haciendo, quizá por eso las palabras no han fluido tanto y cuando lo hacen lo han hecho como recuento de mis pasos, lo necesitaba, o quizá mis letras lo necesitaban, una especie de liberar eslabones y aceptar los que serán para siempre…
El fin de semana pasado fui al Taray, una reserva ecológica en el estado de Coahuila, como parte de un módulo del programa de liderazgo (me choca esa palabra) ambiental que estoy tomando, en esa reserva vive la cotorra serrana que está en peligro de extinción… lo admito, una de las principales cosas que quería hacer era ver bien a dicha cotorrita, y fue lo que menos hice.
De unas cuantas semanas para acá había sentido una evidente “discriminación” de los cientificos ambientales hacia los humanistas ambientales… bueno, prácticamente desde que comence a ser ecologista, pero pues de cierta manera como que no lo notaba tanto por que pues finalmente no estaba tan involucrada y pues de cierta manera lo justificaba, pero no me importaba. Ahora que llevo ya casi 2 años en esto como que ya cala.
Nunca he podido estar en un lugar sin involucrarme e interesarme, y pues ahora menos que nunca… realmente me gusta lo que hago y cada vez me interesa más y quiero saber más (ahorita me siento como una esponjita que todo absorve en materia ambiental jajaj). Pero aun sigo ayendo comentarios de biologos o ingenieros como: “y tu como comunicóloga ¿como es que llegaste aquí?” con un tonito detrás que suena como “mejor dejale ese trabajo a alguien que sepa (osea un biólogo, un químico o un ingeniero).
Concretamente no puedo definir como llegué aquí, siempre me pasa, un día de repente ya era locutora y estaba super involucrada investigando sobre grupos, contactando bandas y hasta lograr una exclusiva local (amantes de Lola jajaj); después ya era representante y ahí andaba viajando al DF para que les dieran chance de tocar en el stock y lugares así; yo nadamás me metía a estudiar teatro por que me latían las materias y de repe ya andaba dejando toda mi vida en Monterrey y matandome a diario en el DF para actuar por allá. Un amigo una vez me dijo: “es que tu no sabes que es lo que quieres por eso andas de comunicóloga, actuando, quieres una maestría en antropología, andas de fotógrafa y demás” a lo que yo contesté: “si se que es lo que quiero, lo quiero todo” (obviamente refiriendome a cosas que hacer y aprender).
Y pues gradualmente me he ido involucrando más y más con todo lo que tenga que ver con la ecología, aprendo mucho todo el tiempo y pues ignorante ignorante no soy… y pues podemos decir que le dedico a esto no solo el tiempo del trabajo, sino incluso ya he modificado algunas cosas de mi vida en general (aclaro, soy ecologista racional no radical) por eso quizá me molesta tanto que hagan ese tipo de comentarios, finalmente fue una ingeniera la que sin conocerme y tras ver mi currículum confió en mi y consideró que yo era la adecuada para hacer esto ¿no?.
Y pues bien, volviendo al fin de semana, hubo muchas cosas chidas que me calmaron, me enseñaron y me movieron este fin de semana... (sigue después de la foto)
Mis expectativas realmetne eran elementales: “ver a la cotorrita serranera que está en peligro de extinción”.
El “guía” de las sesiones prácticas realmente se me hizo un ser de esos que te dan ganas de absorverles el cerebro mientras te tomas un cafecito y te echas una platica de horas. Resultó que no es ni biólogo, ni químico, ni ingeniero en nada… es un psicoecologista (o ecopsicólogo). Y eso fue muy chido, por que platicándo con él me dí cuenta de que mis teorías y mis corajes ciencia vs. humanismo tenían un eco. De poco sirve que los científicos elaboren miles de formulas, aparatos e investigaciones para mejorar la calidad del medio ambiente mundial si no hay también proyectos enfocados a la educación, modificación e investigación de patrones de conducta del ser humano que es el que en muchas ocaciones tiene tendencias destructivas o nocivas hacia la naturaleza (por una falta de identificación, ideas antropocentristas, entre otras miles de cosas).
Y pues ahí es en donde el psicoeologista y yo coincidíamos en muchos apectos, la mejor manera de lograr mejoras ambientales se lograría de una mancuerna científico-humanista. (Qué clavada amanecí hoy me cae).
Bien, esa fue en resumen una de las primeras sorpresas y aprendizajes del fin.
Otro de los felices redescubrimientos este fin fue el aprender mañas con la cámara digital y darme cuenta de que hasta eso n o he perdido el ojo de fotógrafa. Tomé unas fotos que la verdad me latieron mucho, aprendí a jugar con muchos botoncitos, a moverle y a ajustarle varias cosas a la cámara digital (yo creía que solo con las reflex se podían hacer ciertas cosas, o con las digitales profesionales) a tal grado que llegué a domarla y logré nuevamente que por medio de la cámara se viera lo que yo quería que se viera… hacía muchisimo tiempo que no me emocionaba tanto al ver una foto tomada por mi o que no me gustaba realmente una foto tomada pro mi (a excepción de la colección de fotos del cielo que tengo en mi celular). Pero las tomadas en el Taray me gustaron a mí y creo que soy la juez más cruel y visceral que puedo tener.
Hubo algunas dinámicas muy chidas tanto te integración de grupo como de identificación con la naturaleza. Me sentía de repente medio rara por que todos son estudiantes y yo pues mmm hace tiempo que no lo soy. Así que yo prefería hacer las dinámicas con Samara y pues fue mejor por que la neta algunas de las que hice con otras personas como que mmm si fueron medio un fiasco, por que como que mmm ok lo admito a veces soy tímida y cerrada y pues para cierto tipo de dinámicas que impliquen emociones o abrir ciertas fibras sensibles, pues como que si necesito como que haya cierta vibra, concocimiento previo, química o en pocas palabras, que no me incomode la otra persona. Alguna vez Jorge Luis Paz (el de acrobacia de la escuela de teatro) nos hizo un recorrido sensitivo en la Estancuela, pues ahora asi como el juego del ángel y el protegido, uno guiaba a otro con los ojos cerrados, pero con la diferencia de que en este ejercicio el rollo era que a parte de cuidarlo, tenías que hacer que la otra persona oliera, sintiera, probara y oyera su entorno sin dejar que la vista acaparara su atención, y pues fue muy chido hacer ese ejercicio con Samara (pese a que ella esta mucho mas alta que yo y tenía que andar cuidandola de objetos que me quedaban a una distancia un tanto difícil de alcanzar). Reiteré que después de la vista el olfato y el tacto me mueven y puedo vivir de ellos. Conocí el Hierbanis (el olor me sorprendió tanto que no pude evitar comer un poco), sentí una planta como terciopelo duro, a punto estuve de comerme una frutita que tronaba muy rico, me enredé en una telaraña… no se, siempre he sientido que cuando andas con los ojos cerrados en eese estado y en ese mood todo se vuelve blanco e ilimitado y te vuelves como un receptor ambulante…
Otra vez tendré que dejar un post en continuará…
2 comentarios:
los humanistas tambien somos cientificos y quiero decir que no hay una carrera mas chida que Licenciado en Ciencias de la Comunicacion porque te involucras con el mundo entero y con una infinidad de disciplinas. El problema es el horrendo tabu que nos rodea rlacionado con los que buscan una carreritao nomas pasarla o simplemente no saben lo que quieren.
Y sanben lo que yo quiero? tambien lo quiero todo, quiero aprenderlo todo, por eso soy comunicologo.
Cremas a los que se sienten superiores.
ja yo también soy comunicóloga y trabajo en una constructora nada que ver pero también quiero todo ese es buen punto yo creía que estaba mal pero es cierto es que uno abarca todo
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