8.10.2007

Vacaciones

1...2...3... Bungeeeeeeeeee!

Hoy es domingo 22 de julio, el viernes pasado fue mi último día de trabajo, no, no permanente, aunque si sonó muy dramático, pero finalmente así suelo ser… pero no, me refería a que por fin salí de vacaciones de verano… de hecho ese mismo viernes fue algo tenso y desesperante, por que aparte de sentir el tiempo encima con varios pendientes, resultó que como iba a entregar mi computadora para una operación interna y severa, esta andaba de lenta, como si presintiera que algo malo le iba a pasar y lo que normalmente se podría tardar 30 minutos tardo aproximadamente 3 hrs., es decir, el hacer el respaldo de mis documentos, pero bueno, todos sabemos que eso puede obedecer a la ley de Murphy más que a un real sentimiento de miedo por parte de una computadora… lo que en realidad me hizo molestar fue que, me ganaron una puesta en escena… bueno, van los antecedentes: hace algunos meses vimos una movie española que se llama el método (si, si, ya se que a estas alturas ya todo el mundo tiene referencias y demás de el autor y todo, pero yo no las tenía, ok?), llevo varios meses muriéndome por regresar a un escenario, pero definitivamente, me molestaría de sobremanera hacerlo con una mala obra o con un personaje que no me pida realmente nada, es decir, algo de pan con lo mismo de mi misma, quiero romper con esa imagen escénica y digamos que al ver esa película, quise montarla y obviamente ser parte de ella… se la propuse a uno de los pocos directores con los que me interesa trabajar aquí en la madre urbe, Lobo, y si, ok, se que tiene mil proyectos, pero se me hace que es uno de los únicos que podría montarlo dignamente… busque por toda la ciudad el texto y nunca di con el, hasta que me di cuenta que solo lo podría conseguir en España… acto seguido contacté a mi primo y se lo pedí, la semana pasada el vino para acá con ese guión y otro libro del mismo autor… leí el otro texto y como pocas veces, en cuanto lo leía lo podía visualizar, me podía visualizar en él… totalmente, acto seguido, se lo propuse al otro director local de mi agrado… Saavedra, acto seguido, nos íbamos a ver para dárselo, acto seguido el viernes no pude verlo para entregarle las copias, acto seguido, un camarada me pregunta que actividades proponía para el fin de semana, acto seguido checo la cartelera de teatro local… acto seguido… “palabras encadenadas”, la obra que quería proponer, se presenta en la ciudad a partir del viernes… carajo… a seguir buscando… aun está pendiente el otro texto, ojala que no se nos adelanten… si ok me dio mucho coraje, no le tengo miedo a ese sentimiento… así que lo asimilo y punto… ya habrá una mejor opción.
El día de hoy domingo, di por inauguradas oficialmente mis vacaciones, acompañada de una gripe que ya venía anunciando su llegada. Con previo aviso, invité a Iván, Caín, toto y mi hermana a ir a la cola de caballo, una cascada de por acá a la cual no iba desde mis dulces 7 años, en ocasiones anteriores había hecho la propuesta quedándome con las ganas, pero ahora si que con quórum o sin el iría. En la mañana, a punto de irnos Iván y yo solos, de última hora se integro también el otro par.
Carretera, nos pasamos de la entrada casi a punto de llegar a Tamaulipas (perdón por la exageración pero no estaba tan errada), retorno, por fin llegar, todo bien, chiiiiiiingao se me olvidó la pila de la cámara!!!... ok ok, toto trae la suya y me la puede prestar… okok no la conozco tanto pero algo chido puede salir de ella… si no queda en fotos no importa, había una cantidad inmensa de caballitos del diablo y libélulas, así como arañas inmensas… mucha gente, chida la cola de caballo, pero yo la recordaba con más agua, más grande, más imponente, no he crecido mucho desde los 7 años como para que ese sea el motivo, pero bueno. Hay un limite, ok, lo traspasamos, ya que hasta donde está la cola de caballo, lo que menos hay es un real contacto con la naturaleza, así que decidimos subir más allá de el límite permitido… y fue de lo peor, por que dejando atrás que los tenis que tenía eran de nulo agarre para las piedras con lodo, esa zona estaba llena de basura (pañales, eses fecales humanas, envases de plástico, botellas de vidrio, etc), totalmente falta de respeto humano por un entorno natural, aun no entiendo, ahora si que los oriundos de la nana árida no respetan ni su cola… y analizando un poco el estatus del parque cola de caballo, la dinámica turística y demás, me queda muy en claro que ese lugar lo que menos promueve es un respeto a la naturaleza y un turismo rural o ecoturismo, ya que de entrada toda la zona de acceso al público esta pavimentada, hay varios caballos para montar o para carretas, que están en muy mal estado. En si el hecho de que haya caballos para ese tipo de actividades me molesta, más estando en tan mal estado y más estando en un parque en el que se supone que una de las prioridades debe de ser el contacto respetuoso y responsable con la naturaleza. Para acabarla de fregar, el sendero está rodeada de área de pick nick (pavimentada también) al lado de un arroyo, con parrillas para asar carne… que eterna y garrafal contradicción, ok, más allá de que yo no como carne, está el hecho de lo antinatural que es el uso de carbón (por el impacto ambiental de este en nuestros bosques) y aparte, la humareda que provoca, aparte de ocultar el aroma real de un entorno natural. Esto atenta totalmente contra la poca biodiversidad que pudo haber habitado esa zona. Y confirmado está por el hecho de que más allá de insectos y un gavilán, no pude encontrar ni de vista, ni de oído, ningún rastro más de vida silvestre.
Así de decepcionada iba yo, cuando camino al restaurante, decidimos pararnos en el mirador, en donde también está el bungee.
Antecedente, la única vez que me había aventado en bungee, había sido cuando vivía en la ciudad antigua de mi primera fuga (guanas) y había sido muy sin chiste, ya que solo había sido desde una grúa.
Al llegar ahí fue un shock y una guerra interna de lo más heavy. Me enfrenté con la idea de aventarme de entrada, y luego, me empecé a poner una cantidad inmensa de peros, que ahora que lo pienso eran de lo más absurdos, pero en ese momento, representaron el cambio radical de mí estado de ánimo.
Ok, puede parecer absurdo, pero no olvidemos el simbolismo que puedo llegar yo a darle a muchas de mis acciones. En un momento tan crucial de mi vida, en el que quiero modificar tantas cosas, que quiero tomar al toro por los cuernos en otras y que estoy buscando salir de este estancamiento que por momentos siento, el estar ahí y no decidirme ni siquiera a aventarme del bungee era como entrar en un estado de autodefraudación y decepción inmenso. Y si, ahí estuve, por 10 minutos, observando la pendiente, observando el proceso de otros, la lluvia llegó, se fue, puse de pretexto incluso los comentarios de mis acompañantes, siendo que en algún otro momento de mi vida, absolutamente ninguno de esos pensamientos o comentarios me hubiera retrazado ni un segundo. Y precisamente recordé aquella vez previa en que me valió todo y lo hice, tan fácil como salid a caminar.
Después de un rato, volvió a llover y los chavos que se iban a aventar estaban cerca del patíbulo y comencé a caminar camino al restaurante, dejando atrás el mirador que daba a la zona bungee.
Caín y Toto se quedaron a ver desde allá. Ya en la mesa, ordenamos, yo un café y unos champiñones al ajillo, y desde ahí, con la vista fija, las manso sudando y el corazón acelerado vi como calló el primero y luego el segundo. Al poco rato llegaron Caín y toto y este mi dijo que el chavo le había dicho que si comía no me iba a poder aventar. Seguí callada y con una sensación de decepción y frustración que me hacía un nudo en la garganta.
Hasta que de repente, agarre mi cartera, saque el dinero, me levanté y dije, me voy a aventar. Se hizo un alboroto en la mesa, y acabaron comparándome Iván y toto, estando arriba volvió a llover, y me regresé al comedor al baño (no quería hacer osos ya estando colgada), subí corriendo, a punto de resbalarme por mis chafos tenis resbaladizos, llegué, firmé (con las manos temblándome) me metí, mi corazón se me iba a salir por la nariz (lo bueno es que la gripe le obstruyó el camino) con los ojos abiertos como platos le di un beso a Iván, con la misma cara escuché atentamente todas las instrucciones del chavo que me ponía arneses y ganchos por todos lados, caminé respirando hondo, voltee a ver por ultima vez a Iván y a toto, me dirigí hacia delante (poco falto para comenzar a oír la rolita de 107 steps de björk) llegué a la punta, a punto estuve de regresarme, hasta que apareció la frase que hace tanto que no me decía “No pasa nada”. Por ser de la cintura el salto lo tenía que dar de espaldas.
- ponte en la orilla, los talones saliendo del borde, veme de frente, voy a decir uno, dos tres bungee, te abalanzas hacia atrás y te sueltas-
Una muda afirmación con la cabeza de mi parte…
-un, dos, tres, bungee!!!!-
Ssssssss que cosaaaaaaaa! Que miedo, que energía, que liberación, que muerte chiquita (no, otro tipo de muerte chiquita que nada tiene que ver con el orgasmo), que eterno viaje de bajada tan breve y tan eterno… me imagino que cualquiera que lo haya hecho sabe a lo que me refiero… supongo que cada persona tiene sus muy personales razones para hacerlo, o no hacerlo… yo solo se que si no lo hubiera hecho no me lo hubiera perdonado, hubiera cargado con eso, lo admito, muy bien se lo poco permisiva y autoreprochista que puedo ser conmigo misma, y no hubiera soportado cargar con esto. Si, puede ser algo muy simple y por lo mismo, por simple que fuera el hecho de no atreverme a hacerlo cuando antes (que dicho sea de paso no tenía tanto s pedos de inseguridad) no lo hubiera ni dudado, hubiera tenido una carga simbólica para mí, para mi psique, que hubiera formado parte del cúmulo. Y al contrario, sirvió para autorreafirmarme, para darme un respiro y para dibujarme una sonrisa y sentirme orgullosa de mi misma. No, no digo que mi psique sea tan débil que de algo tan simple dependa, sino que es tan compleja que algo tan simple, puede detonar otras vertientes.
El temblor de mis manos y mi cuerpo entero duro varios minutos, aun queda asimilarlo…

El resto de mis días en la nana árida fueron más que nada productivos, creo que trabaje más que otros días en proyectos personales pendientes, por ejemplo, acabé de diseñar las playeras y postales para el tianguis de arte y artesanías del 16 mm, pero de cierta manera, el proceso interno iba dirigido a un viaje planeado hace mucho tiempo… mi retorno a la 1ª fuga temporal de mi vida… Guanajuato…

El viernes fui a conocer el sabinal, que sinceramente fue muco más contacto con la naturaleza que el ir a la cola de caballo y eso que la mayor parte del teiempo me la pasé nadando en la alberca o asoleandome como pocas veces, pero la zona del vivero de los sabinos está muy chida y cuidada, y hasta tienen unas copias de muchos de los monumentos mundiales más importantes.


el retorno a Guanajuato...

El domingo por la noche salí para Guanajuato y eh aquí lo escrito en ese viaje…
1er día...

30-julio-07

Por fin he llegado…
Heme aquí, en el jardín unión después de 10 años de haber vivido aquí y de que este fuera mi jardín de tránsito. El viaje fue relativamente bueno, por que estuve sola tofo el viaje y el clima del autobús no estuvo tan helado, pero el nervio del regreso y mi cabeza a mil por hora no me dejaron conciliar el sueño totalmente… llegando tomé el primer camión que había al salir de la estación y por no fijarme fui a dar hasta la Valenciana, pero por suerte el chofer me dio chance de quedarme en el autobús hasta pasar de nuevo por la alhóndiga. Y de paso me sirvió para recorrer aun más allá+a de lo que nunca había llegado anteriormente.
Estaba expectante por que a mi llegada vi un letrero que decía que el festival de cine en corto había terminado apenas un día antes de mi llegada, por lo que me imaginé que aun había mucha gente en la ciudad.
El hambre me mata, estoy en el café galería que tantas pláticas y encuentros provocó...
Bajándome del camión ya más ubicada quería llegar a preguntar a mi primera opción de siempre ( el mesón del rosario) si tenían habitaciones… esa fue mi segunda señal de buena suerte y bienvenida, ya que pese a que el hotel estaba lleno, un estadounidense acababa de pedir su cambio de habitación por que la cama le quedaba muy grande y por eso había dejado libre una habitación para ocupar junto con otras personas una con una cama más apta para el (tiene sus ventajas ser pequeña), así que se les acababa de desocupar una habitación, la única que tenían disponible. Podía ocuparla hasta las 12 pero mientras cuidaban mi equipaje. Aun no lo puedo creer, en donde quería y ahora si que especial para mi…
Fruta con yogurt y un café, sin azúcar, por que es un buen café (el buen café no necesita azúcar, y el mal café no la merece).
En la época que habité en esta ciudad no solía tomar el café con azúcar, no recuerdo en que momento se volvió parte de mi bebida matutina favorita… recuerdo que el café Emilio era insultado si se le agregaba azúcar (el café más fuerte que he probado en mi vida).
Por fin pude alojarme y bañarme, tras lo cual pude salir a camina, cámara en mano, más cómodamente.
Ahora me doy un descanso en lo que se vuelve a cargar la pila de la cámara.
No podía evitar que mi primer búsqueda fuera la casa de Emilio, en donde viví dos de las amistades más de leyenda de toda mi vida. Cual sería mi sorpresa al recubrir el jardín reforma convertido en un tianguis de libros y la casa de Emilio convertida en sede de un grupo socialista de Guanajuato. Fue un shock lo admito, en realidad no esperaba encontrar a Emilio, pero por lo menos si esa entrañable guarida que me salvó de un ataque de gente en el cervantino del 96. La fachada estaba intacta, e excepción del letrero colgado que anunciaba su nuevo giro. ¿Qué habrá sido de aquel acido amigo? ¿Se habrá librado por fin de la maldición de Guanajuato? En realidad y sinceramente espero que si, por que si no, dudo que su salud mental haya librado la locura.
De ahí el camino ya fue un poco más sin rumbo, el mercado hidalgo, igual de estridente y baratero que siempre, caminar en línea lo más recta posible hacia el nacimiento de la av. Juárez, con un desvío que me llevó a una iglesia que no recordaba y a un jardín (el del cantor) al que nunca llegué a ir.
Seguí mi camino hasta la fuente de las ranas, no soy muy fanática de la estética de dichas esculturas por demás vistas, pero quería ver si desde mi perspectiva podía modificar un poco la típica imagen de esa explanada.
Me regresé por el camino a el castillo de santa ana (o algo así), que espero algún día me sirva de refugio, pero no alcancé a llegar allá cuando fui sorprendida por un arco iris alrededor del sol,
similar al de la serie de halos, pero desde otro estado (que por cierto casi me deja ciega).
Olvidé hacia donde iba y opté por seguir por el camino subterráneo hasta la “pintoresca comercial mexicana” y de ahí subí calles hasta toparme con la alhóndiga que fotografié solo por no dejar en el olvido, aunque mi verdadero
objetivo era el fotografiar la 1ª casa en donde viví con aquella familia tan acogedora de la que hace mucho tiempo que no se nada. Esa casa estaba ubicada a espaldas del museo de cera que estaba al lado del la alhóndiga.

Al seguir caminando alenté el paso al sentir esa sensación de estar en otro tiempo, en otro momento, en otras circunstancias… respiré hondo, dejando escapar muy lentamente el aire, con afán de perpetuar ese momento lo más posible.
Me desvié por el callejón que da a la casa de diego rivera en donde conocí a la 1er persona que me acompañó a mi llegada, un japonés (cuyo nombre no recuero por impronunciable) que con diccionario en mano y una pésima pronunciación del inglés, me preguntó cosas sobre el museo y la ciudad, lo cual dio inicio a 3 días de una breve amistad, la cual era muy poco ayudada por palabras y más en búsqueda de significados con señas y señales, recuerdo que ahí fue la primera vez que me di cuenta que la dinámica mental de cada cultura es muy diferente.
Una desviación me llevó a la universidad, la cual también posó para mi cámara, pero a cambio de una simple imagen de postal, me regaló 3 exposiciones de artistas contemporáneos guanajuatenses, dos muy chidas y una muy simplista y personalmente sin chiste.
Al salir, la iglesia de san francisco me regaló imágenes sacras, a las cuales no soy muy aficionada,
pero no recuerdo haber tomado nada así antes (por cierto me están dando ganas de recuperar las imágenes de aquella época) al salir, tras el rugir de mis entrañas me tope con una tienda naturista en la cual vendían hamburguesas de soya y pude callar ese escándalo interno que nada tenia que ver con la emoción de estar en esa ciudad nuevamente.
Luego otra desviación me llevó a la estatua de la paz que casualmente tenía una paloma viva parada en su cabeza. No pude evitar pasar por el truco 7, que tenía una lista de espera que me imposibilitaba el tomar un café y no quería acabar en el nuevo Italian Coffee de la esquina, así que por un momento ignoré el antojo. Otro camino me llevó al baratillo, en donde alguna vez, un día de muertos en el 96, llegué a comer unas tortas de tamal por la madrugada envuelta en un bizarro juego de vampiros.
Decidí caminar por los túneles y me topé de salida con aquella casa esquinada que habitó luiser, en donde, a parte de muy buenas noches de plática, divague y hermandad, viví también el peor terror psicológico de mi vida aplicado por policías.
A una cuadra de ahí me sorprendió el encontrar un vips, lo cual me
desubicó tanto que interrumpí mi camino a la presa optando por salir a otra calle que me llevó a mi segunda casa, cuyo balcón contempló tantos suspiros, lagrimas, textos, insomnios, sonrisas, historias y una rosa.
Al retomar la calle principal y tras fotografiar a las musas del teatro Juárez, el cielo comenzó a tronar, y momentos después, mientras fotografiaba la iglesia de san diego (que en algún momento me llegó a dar señales de fuerza por un pintor que solía vender cuadros del quijote en sus escaleras), la lluvia comenzó a caer frenéticamente, así que busque un refugio al lado de dicho templo, en donde me
topé con una estatua del quijote que no conocía y que encuadraba perfectamente para una foto del Pípila del fondo. Finalmente, caminado por la calle Álvarez (creo), llegué a la vieja vinatería en donde solíamos abastecernos de vino para consagrar, y oh decepción, ni en ese lugar, ni en la segunda opción de siempre tenían, así que con el antojo en la lengua, camine hasta la comercial mexicana nuevamente y de ahí salí con una copa, una vela y dos botellas de un vino para consagrar (que curiosamente hacen en Coahuila) una para llevar y una para buscar revivir aquel momento catártico de hace 8 años.
El eterno retorno lo llamaría Borges, que no se si quiero volver costumbre o quiero cerrar. Este fue mi 1er día, pero aun no acaba.
He terminado de escribir en el diario de Iván y mío, ya en mi cuarto bebiendo el vino para consagrar que tiene un efecto liberador de tinta, a punto estuve de confundir el sentido de los diarios, de este y del compartido… afuera llueve, había olvidado lo hermosa que es esta ciudad cuando llueve.
Muchas han sido las razones del porque necesitaba venir, una es el recuperar la fuerza de la frase de “no te preocupes, no pasa nada” y readaptarlo a mi vida ahora, que he sentido que ido perdiendo y me he ido poniendo en un lugar de aparente y cómoda seguridad, que no me deja crecer en ningún aspecto y que al contrario, me está llenando de inseguridades.
Hoy fue curioso cuando Salí a cenar, ya al anochecer, me topé con una tienda en la que encontré una colección de preciosas hadas y en ese momento se puso en mi soundtrack de viaje (del ipod) la canción de Lakme (relieves). Este soundtrack ha sido un tanto irregular por que me he clavado mucho en oír los sonidos acostumbrados de la ciudad para no intervenir en esos breves lapsus memorius que se me han regalado, así como siento que está influyendo en este momento (puse solo el soundtrack de the hunger).
Retomando el tema e la frase de “no pasa nada”, creo que ese impulso empezó con el momento en que decidí salta en bungee, esa sensación me gustó, ese era la que me gustaba ser, la que arriesga, la que va con todo pese a que haya comentarios en contra. Hace poco Don Gato me decía que yo era un espíritu libre, a lo que le contesté “si talvez, pero se me estaba olvidando”… y la culpa no es de nadie más que mía, por que hasta de eso estaba perdiendo el control, en el relegar la responsabilidad de mis estados de animo y de mis decisiones, este segundo disfrazado con la cómoda poco conveniente actitud de usar de pretexto a otras personas para hacer o dejar de hacer cosas, algo tan simple como el hecho de tener mucho tiempo sin ir sola al cine.
Y quiero volver a ese estado, que no es valemadrismo, sino es llevar a cabo lo decidido, hasta sus últimas consecuencias y con la responsabilidad que ello conlleva.
La ultima vez que estuve en circunstancias similares a las de este momento, estaba en la encrucijada de dejar todo e irme a la madre urbe a hacer teatro, lo cual acabé haciendo un año después y ok, no obtuve lo que deseaba, pero nadie puede quitarme el hecho de que como pocas personas, tuve el valor de hacerlo y finalmente las cosas pasan por algo y ahora, siento que tengo mucho más, que ok quisiera hacer más teatro, pero estoy aprendiendo a no dejarlo en manos de otro.
Y curiosamente ese relegar, de asegurar, de acomodarme, ni siquiera me había permitido darme cuenta de todo eso, sino que me había mantenido en un estado de autocompasión que me provocó 3 años seguidos de cíclicas depresiones que no me sacaban del derrotismo y del estancamiento.
No he salido totalmente, pero estoy en el proceso, me está cayendo el veinte de muchas cosas, incluso en este preciso momento.
No es que esté pensando en regresar y dejar todo, por que indudablemente lo que estoy haciendo en todos los aspectos me gusta y me resulta satisfactorio, pero se que no es para siempre y que necesito avanzar, crecer, evolucionar, no estancarme, y si algo me detiene, si algo me impide evolucionar, buscar hasta encontrar mi lugar para poder seguir haciéndolo, llámese casa, trabajo o ciudad. Y no, no culpo a nadie, por que la única que puede impedirme dar cualquier paso soy yo… y en este momento cabe el reprocharme el haberme permitido caer en un juego de lo más infructuoso y absurdo al esconder mis miedos en otros.
Y ahora debo aprovechar las experiencias pasadas y sabiduría que de ello pude haber obtenido para tomar mejores decisiones, con más herramientas y elementos.
Tengo que dejar de repetir patrones en mis relaciones de todo tipo, ya que hay algunas que vengo arrastrando y no tienen nada que ver con mi presente.
Tengo que dejar de sentir que todo el mundo me juzga, que están en mi contra, que me quieren controlar, detenerme, limitarme, que todos creen que estoy haciendo las cosas mal, por que en la mayoría de los casos es mi percepción personal y en los que no es así, tengo que reaprender a no escuchar, a ignorar, y a enfrentar. Tengo que dejar de ponerme peros a mi misma, recobrar la magia y provocarla en donde haga falta. Tengo que librarme de lastres y cerrar ciclos, no quedarme con ganas de nada bajo ningún pretexto, dejar de quejarme y tomar las riendas para cambiar lo que no me guste (madredeus es un estimulante potente para estos momentos)
Guanajuato con lluvia provoca un nudo en la garganta y más cuando su cielo grita tan estruendosamente.
No puedo creer que me haya dejado perder por tanto tiempo, que tonta he sido, que injusta con la gente que me rodea, que injusta conmigo misma. Que hueva me da el ser humano en el que me estaba convirtiendo… y pensar que un salto al vacío detonó la caída del veinte, cuan inconsistentes eran mis argumentos de aparente comodidad que un simple salto al vacío los hizo cuartearse y desquebrajarse en proceso a ser eliminados.
Y pensar que en otra época era una larva de hada y estaba más resistente mi coraza.
Y ahora con el tiempo, con los años, esta hada acepta que ha sido bendecida con muchos dones, y que cuenta con el cariño de seres maravillosos y que si bien no ha recuperado sus alas de libélula, las tiene aseguradas para el momento adecuado que las necesite.
Tengo que aprender también a volver realidad las ficciones de mi vida.
Esta ciudad es un total estimulante catártico para mi mente.
Siempre hablábamos mis hermanos de esta ciudad y yo sobre que esta ciudad tenía una magia que era capaz de cambiarle la vida a la gente, para bien o para mal y siempre ambos con justificación plena. No lo dudo, nunca lo he dudado. En mi tiene un efecto que me ayuda a ver las cosas más claramente y desde otra perspectiva.
El anonimato que tienen los regresos ayuda incluso a llegar a ser casi casi transparente, al grado incluso de ser un tanto incomodo y desconcertante, pero asimilado es sumamente acogedor.
Quisiera pasar mi última noche como hace 11 años, en la noche de mi partida, viendo la ciudad desde lo alto, acompañada de mi hermano nocturno y brindando.
Es sorprendente cuan nimios se tornan los impedimentos y cuan agrandada se vuelve la fe en mi misma con un poco de lluvia, vino y Guanajuato.
Y esa frase de “no pasa nada” quisiera poder transmitirla integra y convincentemente a los que realmente me importan. Pero para eso necesito volver a hacerla mía, como parte de mi dogma filosófico personal…
Es tiempo de dormir, arrullada por la lluvia y Madredeus.

2o día

31-julio-07

Tengo frío, llueve a cántaros, así como cuando los callejones se vuelven cascadas.
Buscando el café Dada en la plaza del Baratillo, me topé con que ya no existe como tal, ahora en su lugar se encuentra “Liberty café”.
Es hermosa la ciudad así, con truenos y cuando sin previo aviso se cae el cielo en forma de aguacero. Esta lluvia comparada con la de ayer es aun más estridente y precipitada. Tengo todos los pantalones mojados por que en cuestión de dos cuadras, mi camino fue interrumpido por una regadera celeste, y quería llegar hasta aquí, si no me topaba el dada, por lo menos quería confirmar el recuerdo de que aquí estuvo.
Hoy fue un día de mucho caminar, más que ayer, por que ahora fueron caminos largos y empinados.
No recuerdo como se llama el restaurante frente a la universidad donde solía desayunar molletes, pero ahora fui ahí y para romper la costumbre, opté por otra de las opciones que nunca había conocido.
Necesitaba cargarme de energías por que quería ir al Pípila… Ok, muy turístico el asunto, pero para mi ese lugar simbolizaba mi despedida de la ciudad, ver el anochecer desde aquel lugar en mi último día de vivir aquí, con un vino en una mano y la compañía de mi hermano Luiser,
Y aunque no veía la ciudad con aquella oscuridad, quería verla toda, de extremo a extremo.
Al llegar arriba hasta me temblaban las piernas, creo que fui por el camino largo por no recordar el corto, y más se me fue el aliento con la vista plena y total de aquella ciudad que tanto modificó mi vida y mi forma de verla.
Estuve como media hora casi casi sin moverme del mismo lugar y posición. Que lugar tan chido, con que magia y fuerza vibra.
En el camino de bajada, en la ventana de una casa me encontré a un gato que literalmente posó para mi, a cada movimiento de cámara, se quedaba estático con una nueva pose y actitud.
Ya regresando al centro, sin detenerme, caminé directo a la presa, un camino que solamente una vez antes había recorrido. Aquella noche del juego de vampiros el día de muertos del 96.
En el camino fui recordando cosas y casas, por ejemplo, a lo lejos logré ver el cerro de la bufa que alguna vez llegue a visitar hasta su punta. Encontré aquella estética en donde Luiser y yo nos teñimos el cabello de azul rey. También me topé casi por sorpresa con la casa de las brujas que albergaba tantas historias y ahora albergaba una escuela de inglés. Algunas cuadras más
adelante encontré aquella iglesia en la que Emilio se detuvo repentinamente a llorar aquella misma noche y que Luiser me dijo que siguiera caminando, que lo dejara llorar por su madre.
Me encontré casas maravillosas, de esas muy afrancesadas de la época en que Guanajuato era una ciudad de gente de “alta sociedad”.
Conocí el jardín de Lorenzo Antillón, estaba muy agreste, grande con flora muy crecida y en cuyo centro encontré una placa que decía “aquí descansa Jorge Ibargüengoitia, en el parque de su abuelo que luchó contra los
franceses” y que ganas de descansar en un lugar así me dieron.
Y al final de dicho jardín por fin llegué a una cascada de desagüe de la presa que resguardaba un arcoiris.
Tras esta cascada se encontraba la presa de la olla por fin que pese a que su agua está teñida con un color chocolate, no era despreciada por varias decenas de patos.
De regreso me di el lujo de subirme a un camión, por que mis piernas exigían un descanso. De este me bajé en el mercado Hidalgo a comprar los souvenirs para llevar.
Regresando al hotel, Álvaro, el chavo que me ha estado atendiendo me dio la buena noticia de que después de dejar el cuarto mañana podían cuidar mi equipaje, ya que mi autobús salía hasta las 8:30 de la noche.
Realmente me entristece no haber encontrado a Luiser, en realidad me preocupa, hasta se me pone la piel chinita al pensar que algo le podía haber pasado y que nunca me enteraría. Se que debo de ser menos aprensiva con la gente y con los recuerdos, que a final de cuentas cada quien sigue su historia y su vida y los lazos se llegan a disolver… pero solo quisiera saber que está bien.
Estoy nuevamente en el cuarto, con un dolor de piernas muy fuerte, pero igual de fuerte es la satisfacción de sentir que he recorrido prácticamente cada paso andado.
Al salir del café fui a caminar un poco por los túneles iluminados y como nunca, subí los 81
escalones que llevan a la puerta principal de la universidad, y de ahí tomé unas nocturnas desde un punto de vista que nunca había conocido. También me decidí a comprar una hermosa hada morada para mi colección y ahí el chavo que atendía se soltó contándome sobre su colección de carritos hot weels y me dio sus datos por si me interesaba que me enviara varias de la gran colección de hadas con las que contaban.
Me quemé tanto el día de hoy por tanto caminar bajo el sol, que mi blusa negra de moño en la espalda me ha dejado una curiosa marca.
Ayer también compré un libro de hadas, precisamente en el tianguis de libros del jardín Reforma. Se me hace curioso que de repente Guanajuato me muestre tantas hadas, incluso me vi tentada a comprar algunos de los postres que vi de imágenes hádicas (no existe la palabra lo se). Es curioso por que antes era sumamente difícil encontrarlas, como si hubiéramos evolucionado en el mismo sentido… no, no quiero darle un simbolismo mayor por que me puedo clavar de más en el tema.
Quisiera poderme llevar todas las imágenes, pero aunque ahorre con el día extra que pensaba pagar cuarto, no es suficiente para algún otra hada.
A Raíz precisamente del libro que compré estoy pensando escribir cuentos sobre hadas urbanas para complementar las leyendas e historias de las hadas de los bosques.
Una cosa más que quiero hacer, tengo una lista de cosas que quiero y tengo que hacer, de acción, de trabajo, de evolución mental.
Admito que la cotidianeidad de la nana árida me hace olvida, me atrapa volviendo complicados y desgastantes mis días… a veces no se si ese desgaste es mental o realmente físico, no se si me hace falta algo o me sobra, o es el desgaste habitual, pero es otra cosa que quiero hacer, el luchar por eliminar ese desgaste, ya que puede absorber mi tiempo, ese tiempo que me pertenece para hacer otras de las cosas que quiero hacer.
Ya acabé de leer el método y me parece un muy buen proyecto, ojala se logre hacer, por que es precisamente el tipo de papel que necesito interpretar, el tipo de proyecto en el que me gustaría participar, extraño los escenarios, desde la planta de mis pies hasta la última de mis neuronas.
S curioso pensar que mi primer encuentro con gente que hacía el teatro con más pasión fue aquí, cuando conocí a Pepe. Y recuerdo que a mi regreso a mi nana árida entré a la escuela de teatro… hace ya 10 años.
Cambiando de tema, curiosamente los tracks más repetidos este día han sido los de Porter y eso empezó cuando fui al Internet a buscar respuestas y el que atendía ahí los tenía en su playlist.
Regresando… pensar que llevo más tiempo aun dedicándome a la fotografía y apenas estoy empezando a ver resultados… y pensar que le he dado tan poca importancia, digamos que no he llegado a apasionarme tanto como con el teatro, más bien lo he hecho por todo este tiempo como algo nato, como algo que iba pasando y creciendo sin que me pidiera tanto… y ahí está. Y parece que este año ha sido el de la fotografía más que nunca… ok es algo que requiere mayor inversión, más que la actuación, pero también es algo muy noble, por que pese a que no le he entregado tanto, ha hecho que me sienta tan satisfecha como cuando estoy envuelta en la piel de un personaje.
Regresando a lo de las hadas. El libro que compré podrá ser muy simple, pero al final viene una justificación muy chida sobre la existencia de las hadas, que para variar, solo será la semilla o herramienta para poder emplear en futuras conclusiones o textos…
No se si soy buena o no escribiendo, realmente no me interesa, hace tiempo que deje de decir que era escritora, pero si me gustaría escribir una leyenda del paso de un hada urbana por esta ciudad, cuando sus alas eran de una membrana oscura, más que transparente como lo son ahora… otra cosa más a agregar a la lista de cosas pendientes… vaya, por lo visto tendré que hacer uso de una agenda personal realmente, más allá de la de trabajo.
Darme tiempo es la principal comanda de mi retorno de este viaje… mi tiempo para hacer todo lo que quiero hacer, ese es mi tiempo… solo ocupo un limitado horario en cosas ambientales, lo cual resulta muy placentero también, lo cual me permite hacer otras cosas, ya que me deja muchas horas más aprovechables para otras de las cosas que me alimentan.
Recordando… otra cosa a agregar en mí lista de cosas por hacer y que implicará un gran valor, fuerza y entereza, es el conocer a mi padre, hablarle por teléfono por lo menos. Sigo teniendo esa duda de qué de lo que soy lo porto por genética y qué por mi propio camino recorrido… eso si sería como aventarme de un bungee con más de un kilómetro de profundidad al vacío.
Este año creo que he hecho muchas cosas que implican vencer mis miedos e inseguridades, como mandar fotos para concursos, solicitar exponer, perforarme la nariz, saltar del bungee, regresar a Guanajuato, elaborar una plática sobre desarrollo sostenible y consumo responsable (que nada más falta atreverme a dar verdad), enfrentar a mi cíclica y recurrente depresión de verano…
Otro de los motivos de mi viaje en solitario fue el recuperar a mí hermano Oscar, el que pese al silencio mis ausencias ha seguido ahí, siempre leal, fuerte y cálido… y actualmente en proceso de recuperar y readaptar a mi vida. Oscar, el que en mis noches de llanto incansable me ha susurrado un canto mágico que me transporta al sueño y me libera de la densidad de mis pensamientos e ideas más oscuras que me pueden hacer desear el ir a mi mundo para siempre, ausentándome de este…
Hace ya más de un año decidí que me quedaría en este mundo y ha sido una difícil adaptación que aun no se como manejar, por que por momentos caigo en la idea de adoptar el juego que muchos juegan de dejar los sueños de lado y amalgamarse en una masa sin identidad, u ese no es mi camino, ese no es el juego que debo ni quiero jugar, por que aunque haya decidido quedarme en este mundo, no dejo de ser en esencia lo que soy y no deja de estar pendiente mi misión cotidiana, la cual se hace presente cada que se me regala una pluma o una sutil imagen disfrazada de insectos o animales… y ello implica el no dejar de sorprenderme por el entorno, por los momentos y por las oportunidades que se me presentan a cada día para dar toque de magia a algo o alguien…
Así como dejar de preocuparme por obstáculos simples y mundanos… claro, sin relegar responsabilidades.
Es tiempo de dejar de divagar, el vino para consagrar se ha despedido y el etílico espíritu se ausenta para dejarme dormir mi última noche en esta ciudad de magia, reencuentros y reflexiones…
carpe noctem…

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