12-IV-09
De repente, por momentos, comienzo a entender un poco la apremiante necesidad que tiene mucha gente por la aparente “estabilidad”.
Siempre he odiado la palabra estabilidad y he buscado férreamente el no caer en ella por la implicación de monotonía, de dar por hecho, de conformismo, resignación y comodidad que puede incluir dicha palabra. Incluso en relaciones aparentemente estables o en la vida cotidiana, siempre he buscado el no caer en ella…
Sin embargo, tras cuatro meses de inestabilidad plena, total y permanente, me encuentro buscando un claro temporal en el cual pueda refugiarme, un claro, ya sea tangible o intangible…
En este periodo de tornados, de incertidumbre, de expectativa, por momentos, veo a lo lejos un claro, que por más que acelero el paso, no se acerca ni mínimamente, y paso a paso parece incluso alejarse más, y esto resulta sumamente desgastante, física, mental y emocionalmente… y clamo por un momento de clandestina paz.
Consiente cada vez más de que no hay nada seguro, de que no existen los para siempres… quisiera por lo menos recuperar en mi ese para siempre o esa certeza hacia mi misma… y sin embargo, en el punto de estar y ponerme en tela de juicio a mi misma constantemente, de romper patrones y trasgredir mis límites en toda dimensión, ni siquiera en mi puedo encontrar ese claro…
De acuerdo con lo que recientemente re leí “la serpiente que no puede cambiar de piel muere. Los espíritus que no pueden cambiar de opinión, dejan de ser espíritus”. Pero entre piel y piel hay un periodo de pielar y asimilar…
Necesito un momento de paz, y estoy consciente también de que no lo puedo encontrar en nada externo, entiéndase lugar, persona, objeto… ese claro lo tengo que encontrar en mí y conmigo… quisiera que todo dejara de girar tan frenéticamente, tanto por fuera como por dentro de mi mente, mi corazón y mi cuerpo… solo por un momento, para poder respirar profundamente y retomar fuerza, valor y coraje para seguir en este intenso, enriquecedor, sorprendente y frenético vaivén de sucesos, emociones y vivencias…
Solo un poco de clandestina paz…
12-IV-09
Deseando con frezcas…
Frezca verde: recuperar mis alas de libélula a la brevedad… fallé, fue frezca amarilla.
Frezca rosa: la aceptación de la beca--- acerté, frezca rosa…
Frezca verde: un baile erótico… bingo otro acierto…
Frezca amarilla: un poco de clandestina paz… chin, no me tocaba, se invirtió con la frezca rosa…
Frezca rosa… frezca verde… frezca amarilla…
¿Cuántos deseos se le pueden pedir a un paquete de frezcas?
Quisiera recordar el cumplimiento de los deseos de cuando era niña y jugaba a la ruleta de las frezcas…
Hace tanto que no pedía deseos… y ahora deseo y deseo tanto…
1 comentario:
que pedo, pidele los deseos a ua rocaleta, se te cumplen más rápido, pero sabe medio pinchita, jajaja.
vuidado con el tunel de luz!
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