4.01.2005
Germain en la dimensión de Ainda/ Maytreya en la dimensión de Panacea...
AINDA - GERMAIN
Gritos, de un momento a otro en este lado del velo todo se ha tornado en caos y confusión, dos seres de la dimensión de Ainda han traspasado el velo, el tono de la vibración ha cambiado, hay expectativa...
Casual o causalmente en lugares completamente distintos del planeta, Rowena y Serafin, simultáneamente han rasgado un extremo del velo y sólo existe una certeza, no regresarán igual.
Aun de este lado del manto estamos a salvo. Suficiente tiempo dará la confusión que hay en ambas dimensiones como para cerrar ese vacío espacial, aunque ha sido como aire comprimido, muchos de nosotros se han aglutinado en torno a las fugas.
Con pavor, con recelo, con tristeza, pero algunos, sabemos que ello significa esperanza, aunque haya sido necesaria la caída de dos de nosotros. Todo cambio produce un caos, esa ley impera en cualquier lado del velo, pero eso no será sino sólo el primer paso para la fusión más importante y transmutadora del universo.
Quizá sean necesarios siglos para que regresen de este lado del manto y nunca lo harán del mismo modo, y para ello tendrán que dejar algo del otro lado, algo que no dejará que regresen completamente, algo que los dejará permanentemente en los dos lados, su sangre, su piel, sus alas, su luz sus cuernos, su plata, su esencia...
Nada sabemos aun, nada podremos hacer hasta que regresen, solo nos queda esperar, observar y aceptar.
PANACEA- MAYTREYA
Silencio, cómo es posible que la plena y total oscuridad se haya aglomerado alrededor de aquel ser. Pero era solo cuestión de un frenético movimiento para que todo apareciera ante sus ojos, aunque no pudiera definir su entorno, por que tras la espesa oscuridad se había creado un intenso y enceguecedor mundo de luz. Poco a poco aquel diminuto ser se fue incorporando y pudo recobrar la movilidad, nsentía como si sus extremidades hubieran estado inmóviles durante siglos, lo que no sabía era que en realidad así había sido, sólo recordaba su huida, las ramas haciendo llagas en su piel, el miedo y finalmente su precipitación por el acantilado.
Y ahora estaba aquí, sin saber como ni en que estado. Poco a poco fue visualizando su cuerpo, no recordaba haber tenido un cuerpo así, no recordaba ese color en su piel ni esas extremidades extras que se habían desarrollado en su espalda.
Comenzó a observar sus uñas, sus largos dedos, el movimiento individual de estos, sus muñecas, se sorprendió al descubrir que en su torso había dos cúmulos de piel voluptuosa, continuó observando y palpando su cintura, sus caderas, sus piernas, sus pies, nada era como solía ser.
Recorrió prácticamente poro a poro su cuerpo que no lo recordaba como suyo, pero al parecer en ese momento le pertenecía. Comenzó a palpar su cara, no era ni mínimamente parecida por lo menos al tacto, aunque antes ni siquiera podía tocarla de aquella manera. Recordó aquella protuberancia de plata que tenía en la frente, pero ahora ya no estaba y lo único que parecía un poco similar era su larga cabellera, sin embargo ya no era blanca sino que tenía n extraño tono violeta.
Como hubiera deseado que hubiera un lago o algo en donde poder reflejarse para poder observarse y quizá así comprender un poco lo que ocurría o lo que era ahora.
Trató de incorporarse totalmente sobre sus cuatro extremidades, pero en ese momento se percató de que estaba rodeada por una especie de placenta que contenía su cuerpo, intentó frenéticamente liberarse y tras una breve lucha logró abrir un pequeño orificio por el que poco a poco pudo salir.
Cual sería su sorpresa al darse cuenta de que delante de ella (o él, aun no lo tenía muy claro) ocurría exactamente lo mismo, quizá era su reflejo aunque la sincronía de movimientos no coincidía y había algunas diferencias en relación con lo que había percibido con sus manos y sus ojos sobre si misma. El reflejo, o lo que fuese, viró y los ojos de ambos seres se conectaron, con un coincidente halo de sorpresa y desconcierto.
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