Mi madre y yo…

Precisamente este es el mes de las madres y no se por he estado pensando mucho sobre la evolución de la relación con mi madre, por las etapas por las que hemos pasado y ahora en que punto estamos… supongo que todo el mundo pasa por esas mismas etapas, pero también, que ría hacerle honor, por que nunca he hablado aquí de esta mujer sin la cual yo no estaría aquí escribiendo esto…

En la primera etapa de mi vida, mi madre fungió más como padre que como madre, pues como cabeza de familia, tenía que partirse el alma trabajando para mantenernos a mi hermana y a mí, así que el rol materno lo adoptó mi hermana 7 años mayor que yo. La veía poco a lo largo del día, en realidad no era muy cariñosa, sin embargo recuerdo mucho que por las noches después de bañarnos nos secaba el cabello con una toalla hasta que nos quedábamos dormidas (de ahí supongo que traigo eso de que si me acarician el cabello o me hacen piojito si me quedo bien dormida).
Mi madre siempre tenía la imagen de mujer fuerte, de carácter fuerte, pero cuando se derrumbaba era impresionante. En realidad tengo muy claras esas imágenes, que impresionante era verla derrumbándose, por que pese a estar derrumbándose, lo hacia a solas (yo la llegaba a ver a escondidas) y si alguien la veía retomaba la postura… y no permitía que nadie la ayudara (muchos patrones los heredé me cae). Nuestra relación era buena por así decirlo, normal supongo, para una familia así y para esas edades, yo la admiraba mucho como mamá aunque fuera más papá que mamá.
Obviamente al llegar a la etapa de adolescencia todo fue un caos entre nosotras. Por que por toda la vida seguir mis propias reglas a esa edad me le fui de las manos. Por que empezó a poner reglas que no existían, por que yo no quería reglas, por que quería una comunicación que nunca había existido, yo no quería comunicación o por lo menos no con ella, ahí despertó mi lado crítico y mi carácter… pobre, en serio que pobre de mi madre a esa edad si le hice la vida de cuadritos. ¿Quien en su sano juicio llega a las 7 de la mañana a su casa (los 14 años)? En esa edad rompimos toda comunicación, nos llegamos a gritar cosas muy fuertes, llegamos a pelear como nunca con nadie lo he hecho, era un choque de caracteres muy cruel a veces, llegó un momento en que me dijo que quería mandarme con mi padre por que no podía conmigo… y hasta que finalmente me dio la mayor lección de mi vida… un día, después de una discusión exageradamente hiriente, me dijo: “ok, de ahora en adelante, tomarás tus decisiones asumiendo la responsabilidad de las consecuencias de estas, y de la misma manera enfrentaras a los problemas en los que te metas”… zaz… es decir, se lavaba las manos para solucionar mis regasones… y si, en efecto, la relación se volvió sumamente fría, ella no se enteraba de lo que ocurría en mi vida ni yo en la suya… e incluso en esa época hasta con mi hermana pasó lo mismo.
Las cosas empeoraron más cuando me sacaron de mi madre urbe y me llevaron a la nana árida prácticamente a fuerza. Pese a que prácticamente estuvimos 6 meses las dos solas acá por que mi hermana se quedó un rato más allá, no mejoró la relación, era igual de fría y silenciosa.
Pero no se como, gradualmente, dejé de ver a mi madre como tal y la comencé a ver como mujer y eso mejoró mucho la relación. Ayudó mucho la distancia, por que fue alrededor de los 20 años, cuando me fui a Guanajuato cuando a la distancia de todo, de todos, pude ver a mi madre como mujer y no con el rol de siempre.
Estando yo allá, un fin de semana fue a visitarme y por primera vez en toda nuestra vida, fuimos muy humanas. Fuimos a comer, conoció los lugares en los que solía pasar el tiempo, tomamos café en mi cafetería favorita, y platicamos, como dos viejas conocidas.
Mi regreso a casa gradualmente fue haciendo que la cotidianeidad nos volviera ya no tan conflictivas, pero si que volviéramos a la distancia.
Mi cuando me salí de mi casa para vivir sola (la 1ª vez) fue similar, todos los domingos la veía, de repente ella iba a comer a mi casa, de repente íbamos a cenar.
El frustrante regreso fue similar que la vez anterior. Al principio todo felicidad y tranquilidad hasta que la cotidianeidad lo iba enfriando todo.
Al regresarme a la madre urbe, huy, creo que el estar allá de plano me hizo respetarla, admirarla, ver todos sus defectos y virtudes totalmente humanizada y desmitificada, a parte de que me cayó el veinte de mis errores, de mi soberbia, de lo excelente mujer que era, de la impresionante madre que había sido, y encontré en mi todos los patrones heredados, parecidos, diferencias, etc. en fin, pe identifique con muchas cosas de su vida, pero también aprendí a definir mis límites con ella, a definirme a mi como ser aparte y a agradecerle todo lo que había hecho por mi y aun seguía haciendo.
Nuevamente mi regreso, iba cargado con una frustración y derrota inmensa, regresé nuevamente a casa de mi madre en la nana árida. En esa época era poca la gente con la que hablaba, incluida mi madre.
Ahora, ya después de independizarme espero que ahora si permanentemente, la relación que hay entre mi madre y yo es muy buena, ella creo que también ya llegó el punto en que me ve como ser humano más que como solo su hija, hay un respeto y admiración mutua, no puedo decir que somos las grandes amigas, por que en si la confianza nunca ha sido tan profunda, ahora más que nada es por el respeto a la intimidad e independencia de cada una, curioso, que siendo que vive con mi hermana, a estas alturas cuando tienen conflictos resulto ser yo la intermediaria. Me ha quedado muy claro que nuestra relación es mejor cuando no convivimos cotidianamente, no se exactamente por que pero así es, ella sabe que cuenta conmigo y yo con ella, hablamos diario prácticamente (aun me habla en la mañana para despertarme jajaja), las visito los domingos, etc… yo se que hay unas mejores relaciones madre e hija, pero así es la nuestra y para mi es la ideal y es la mejor evolución que pudo haber tenido, es ad hoc para mi, para ella…
La quiero mucho, la admiro, la respeto, le estoy eternamente agradecida por haberme orillado a ser lo que soy, por haberme apoyado (o no obstaculizado), por darme tanta fuerza, por hacerme responsable de mis actos tan chavita, por dejarme sin abandonarme, por que me ha costado tanto el saber que se siente orgullosa de mi aunque no lo diga, por enseñarme a entender sus silencios y por que a estas alturas ya se deja ser, sentir y demostrar….
Lástima que haya cosas de mi que se que nunca le podré contar, que haya cosas de mi que nunca sabrá y que quizá no comprendería…

=)