1.06.2008

deshollinar en 14 de diciembre

14-dic-07
Agua… y como si como antaño buscara deslavarme hasta la transparencia, busco el refugio eterno del agua que corre, cierro los ojos y retorno al agua, tengo sed de ser por dentro… a mar abierto busco, a mar encerrado un silencio… los tiempos de volver… no he vuelto al mar… me veo frente a el, susurrandole al oído mientras por mis ojos la sal liquida busca reencontrarse con el mar, y poco a poco como arena disuelta, ser absorbida por el, tan magnifico, tan mio, tan suya yo… respiro y el aire me retorna a la superficie, floto…silencio… no me ha dejado regresar a el… no aun… solo me da un segundo de esperanza… el viento me impulsa a él y el miedo al rechazo me mantiene aferrando la piel de mis pies a la arena que bajo de ellos avanza… y oigo su susurro… tiempo… más tiempo… tengo frío, el frío del regreso, de abrir los ojos reales, los ojos de adentro… no es tiempo aun, el asfalto me envuelve…. Ese asfalto del que no puedo alejarme, ese que me grita, ese que me atrapa y me acobija de vida, de historias, de llanto de odio, de amor, de ser… no he recuperado mis alas, no ha habido plumas suficientes en mi camino para recuperarlas… y recuerdo el preciso momento en el que decidí seguir en el asfalto y ganármelas…
Hasta mi historia se ha vuelto tan urbana…. Sin cuentos de ensueño, sin sueños violetas, con intereses insignificantes, con bunkers, con corazones rotos, con batallas perdidas…pero fue mi decisión, yo decidí vivir y sangrar en la urbe, recordando mi origen solo por medio de la sal liquida de mis ojos… cada vez mas humana, cada vez menos hada, pero sin poder dejar de serlo en su totalidad… sin querer dejar de serlo… como atrapada en medio de ese velo que alguna vez desee disolver para buscar la utopía de la convivencia armónica de mis mundos… de esos mundos que dentro de mi y en mi piel siempre han conformado mis pasos… soy un hada, no lo puedo evitar… no lo quiero negar… y mi nostalgia es la de un hada que añora, que vive sin dejar de pensar como una, sin dejar de respirar desde el fondo de su ser aquel olor a tierra húmeda, a agua de sal, sin que su piel olvide la suavidad del agua, la frialdad de la brisa, sin que sus oídos olviden el grito del sol al huir y el canto de la luna al emerger…
Nunca he dejado de desear las sutilezas, la suavidad, la calidez… pero esa eterna dualidad escogida me lleva a cerrar los ojos y recordar la solidez del cemento sobre el que puedo reposar un momento el rostro, a comprimir mis pupilas ante una luz neón, a maravillarme de las historias en celuloide que pueden ser una ficción ideal, a gemir de tristeza por no sentir la madera de un escenario pajo mis pies… (corte)