1.12.2006

Mi reencuentro con el día que Nietzche lloró…



Hace como 8 o 9 años leí un libro que se llama “El día que Nietzche lloró” de Irvin D. Yalom, una novela muy interesante en la cual se juntan personajes como Nietzche, Breur, Freud, Lou Salomé y Wagner. Aunque en realidad se basa más en Breur, el intento de psicoanalisis que hace hacia Nietzche y sus rollos con Ana O.
Desde hace poco más de una semana estoy releyéndolo, y esta haciendo una revolución en mi mente, casi igual que la 1ª vez que lo leí, pero igual y por los procesos por los que estoy pasando, me está ayudando a aclarar cosas de mi misma, me esta recordando cuanto me marcó ese libro y lo estoy disfrutando de sobre manera por las exquisitas discusiones psicofilosóficas Breur-nietzchianas.
Había traído un rollo medio crítico personal enfocado a la perdida de tiempo que hago o mi peculiar manera de complicar las cosas o a mi manía por ponerme demasiada atención o mi obsesiva propensión a pensar en demasía todo y a analizar todo y demás. Pero fueron dos detalles que gradualmente me fueron llevando a una especie de respiro mental.
Estaba el lunes pasado en una sesión de análisis de texto de una obra en la cual voy a ser asistente de dirección y buscando la justificación de acción de un personaje, caí en la cuenta de que sus acciones eran la manifestación de su dinámica mental, el chavo se supone que es un matemático, por lo que sus acciones están enfocados a resultados prácticos y concretos.
En base a eso… y tras más de 100 páginas de el libro y reencontrarme con varias frases me callo el veinte del por que de mi dinámica mental.
Durante muchos años, he leído, hubo una época en que estuve muy clavada en literatura filosófica y psicológica, nietzche, fromm, Sartre, etc. y los libros que más me han envuelto son esos que son escritos llenos de observaciones del entorno (tanto descripciones visuales, como de trasfondo).
Entonces, la formación de mi dinámica mental está basada en ese tipo de pensamientos. Está regida o formada por esos libros.
Por eso esa constante necesidad de análisis, de traducir en pensamientos lógicos lo que observo (en mi personal lógica obviamente)
los libros que he leído han estimulado cierto tipo de dinámicas mentales en mi, mis procesos mentales para llegar a conclusiones o para tomar decisiones tienen forzosamente que ver con ese tipo de mentalidad... y a veces necesito revolver las letras que se forman en mi cabeza para poder sacar de ellas respuestas...y que mi mente busque desmenuzar a detalle y traducir en pensamientos mi entorno, lo que me pasa y demás no implica que esté mal... igual y tampoco sea la forma más sana, o lógica, pero es mi lógica, es mi manera de relacionarme con mi entorno... y no está mal... no estoy mal... y en si no hay nadie que esté mal... es mi personal manera en la que puedo hacer que mi mundo interior al que he estimulado en demasía, conviva con el mundo exterior al que también pertenezco obviamente...
Es como el ser humano que necesita conceptualizar su entorno, es decir, ponerle nombre a todo y traducirlo en conceptos para entenderlo y no sentirse sobrepasado por ello. Pues más o menos es lo que hago yo todo el tiempo con cualquier cosa que pasa a través de los 3 mm de iris que conectan visualmente el exterior con mi cerebro.
Es curioso, desde que llegué a eso, me he sentido muy bien, era como que una respuesta que buscaba, que necesitaba y hacia mucho tiempo que un texto no me daba respuestas, o no me estimulaba tanto como para ponerme a sacar conclusiones así de elementales…
El releer este texto ha sido como volver a encontrar a un viejo amigo, incluso el reencontrarme con Nietzche (aunque fuera en un personaje de ficción) me hizo sentirme como si volviera a ver a un amigo de toda la vida…

Que estimulante definitivamente, que placentero es que uno se pueda encontrar con textos así…

Carpe diem, Capre noctem…

1 comentario:

Mirtho dijo...

Es un libro perfecto de principio a fin. Fue una suerte encontrarlo