1.30.2006

el fin de lo que va quedando...


("el dia que Nietzche lloro" Irving D. Yalom)
No se debe permitir que la vida le imponga a uno su forma. De lo contrario, a los cuarenta tienes la sensación de no haber vivido en la realidad.
He aprendido que debemos vivir como si fuéramos libres. Aunque no podemos escapar al destino, debemos darnos de cabeza contra él: debemos poner en juego nuestra voluntad. Amar nuestro destino.
Pero él no dejó de mirarla. Como si fuera la primera vez, se puso a examinar su rostro. Le resultaba doloroso ver que ella también era una combatiente en la batalla contra el tiempo. Sus mejillas no tenían surcos, pero no podía defender todos los frentes y finísimas arrugas se abrían desde la comisura de los ojos y la boca. En su cabello brillante, que llevaba peinado hacia atrás y recogido en un moño, se habían infiltrado vetas de cabello gris: ¿Cuándo había sucedido eso? ¿Había ocurrido en parte por su culpa? Unidos, él y ella podrían haber sufrido menos.
Es un día extraño. Pero importante. He decidido casarme contigo/ creí que habías decidido casarte conmigo hace catorce años/ lo importante es que he decidido hacerlo hoy y todos los días.
Talvez se trate de algo muy simple: la aprecias ahora por que has tenido la experiencia de lo que sería perderla.
Todos estos años he estado luchando contra el enemigo que no correspondía. Mi verdadero enemigo no era ella, sino el destino. Mi verdadero enemigo era el envejecimiento, la muerte y mi temor a la libertad. ¡La culpaba a ella por no permitirme enfrentarme a lo que yo mismo no quería enfrentarme! Me pregunto cuantos otros hombres les harán lo mismo a sus mujeres.
Una relación matrimonial ideal sólo existe cuando no es necesaria para la supervivencia de los cónyuges.
Para poder tener una relación con otra persona, uno debe tener una relación consigo mismo. Si no somos capaces de abrazar nuestra propia soledad, utilizaremos al otro como escudo de nuestra soledad. Sólo cuando es posible vivir como el águila, sin público, se puede amar a otra persona; sólo entonces puede importarle a uno que la otra persona crezca.
He llegado a entender que ella no es ni una adversaria ni una salvadora, sino sólo una compañera de viaje que recorre el ciclo de la vida. De alguna manera, este paso sencillo ha hecho que aflorara todo el amor aprisionado que podía sentir por ella.
El secreto para vivir bien consiste, en primer lugar, en desear lo que es necesario y, después, en amar lo que se desea.
Amor fati; ama tu destino.
En cuanto digo “ya no puedo soportar la soledad” mi autoestima cae en picada, pues he traicionado lo mejor que hay en mí.
A los hombres de ciencia nos falta aprender que la VERDAD también es una ilusión, aunque una ilusión sin la que no podemos sobrevivir.
Si una de mis lágrimas tuviera voz diría: ¡por fin libre! Tantos años encerrada. Este hombre tan seco y mezquino, nunca me ha permitido fluir.
No se trata tanto de lo que he dicho cuanto de lo que haya dicho, de que por fin haya comunicado a otro lo que sentía.
Pero en el mismo momento en que por primera vez en mi vida revelo mi soledad en toda su profundidad, en toda su desesperación, en ese preciso momento ¡la soledad se esfuma!
Mi último deseo, antes de despedirnos, mi querido amigo, es que destierre de su léxico la palabra “imperdonable”.
No subestime el valor de la amistad, el valor que tiene el hecho de que ahora yo sepa que no soy un monstruo, el hecho de que sepa que soy capaz de tocar y aceptar que me toquen. Antes, abrazaba solo a medias mi concepto de amor fati. Me había adiestrado, mejor dicho, me había resignado a amar mi destino. Pero ahora, gracias a usted, gracias a su casa abierta, me doy cuenta de que tengo elección. Siempre estaré solo, pero qué diferencia, que diferencia maravillosa, poder elegirlo. Amor fati: elegir nuestro destino, amar nuestro destino.

Aclaro por que lo considero necesario: hace años deje de leer a Nietzche por choque de opiniones, pero ello no implica que piense que no es de los mayores pensadores que han existido, le debo mucho… no coincido a veces en los resultados, pero si agradezco el que haga que en mi nazcan diversas cuestiones y que haya sido semilla para mi manera de pensar, o quizá, mejor dicho, para mi dinámica mental…
No con todo lo que seleccioné del libro estoy de acuerdo, pero si admito que hay fragmentos que me han puesto a pensar, fragmentos que ya he pensado, cuestiones que ya me he planteado, momentos que he vivido…
Años después de leer por primera vez este libro, conocí un poco de filosofía oriental… ahí me quedó muy claro que los filósofos orientales no pueden dejar de cargar el cristianismo y la idea del sufrimiento en vida en busca de una mejor vida en el mañana… solo hace falta ver la cara de la mayoría de los filósofos occidentales, rostros sombríos, secos, amargados, duros… ¿acaso no es evidente el contraste con las imágenes de los filósofos orientales llenas de paz, bondad, tranquilidad y sabiduría?
Quizá en efecto resulta un tanto desgastante el tener esta obsesión permanente por cuestionar y pensar, y buscar mi verdad, pero, como hace poco leí “el curso del mundo cambia por que alguien piensa”…
¿Acaso aun existen los filósofos? No he sabido de alguno en estos tiempos… ¿acaso estamos demasiado atrofiados con otras cosas que nuestra capacidad de buscar verdades se ha disuelto en un mar de tenciones, cotidianidades y tecnología?...

Por cierto, el hecho de haber metido viejas fotos que tomé, coincide intencionalmente con el reencuentro con las letras de esta novela…

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